Otras mujeres me acarician
cuando recojo cáscaras de nueces
en la calle –un lugar al que no pertenecen
luz ni tiempo– ¿qué mano ha estrujado
su blandura de fruta?
así me miro yo
frente al mapa de cicatrices
que traza el mediodía
mientras besa una muchacha mi cuerpo
a la intemperie: me recuerda
aquella uva madura
que derramó azúcar en mi boca
Otras mujeres como lobas como chacalas y perras
escarban mi entraña
semilla de árboles perennes que me visten de cortezas
Aún me arropa la raíz de un pubis moreno
donde crecían las yerbas los malos pensamientos
las traiciones No fui nunca hija predilecta de la noche
fui en cambio la más amada por sátiros y ninfas
la más pequeña de las Furias
el último verso estampado en ruinas
de Otras mujeres como lobas
Jade Publishing, 2021