Reseña de Libros
¿Qué es un padre en un río? Se pregunta la hablante en este pequeño, pero explosivo libro de Araceli Lacore, “Mi padre / también es un hombre / un hombre / frente a una niña / deslumbrada / por el objeto que brilla”.
Araceli Lacore es una poeta argentina que nos hace entrega de su segundo poemario, un libro titulado El tic tac del Little Boy, aquella bomba con nombre tan inocente que terminó con la vida de más de 100.000 personas en Hiroshima. Ese tic tac asola todo el libro de Lacore segundos antes que explose el pequeño niño 600 metros sobre la poblada ciudad japonesa. ¿Qué es lo que hace estallar esta obra? Pareciera ser un hogar, pues el lector recibe los restos del padre, la madre, la hija. Inquietante libro, sugerente, estremecedor. Araceli nos pone en una disyuntiva y un presagio “no hay luz que ilumine / la noche que se viene”. ¿Cuál es esa tragedia que se avecina? El tic tac de Little Boy: “mi padre no sabe quién es / en sus delirios me pide sexo”. El lector puede conjeturar, lo cierto es que no se quedará indiferente ante las páginas de este libro.
Araceli Lacore escribió un libro magistral con una temática compleja, a la que ella le da un tratamiento sutil, sugestivo que me hace recordar las palabras de mi antiguo profesor de Estética, Radoslav Ivelic, ex director del Museo Nacional de Arte, “eludir para aludir”. Araceli Lacore no es un cien por ciento explicita en lo que nos quiere decir, sino que nos insinúa y puede que la atmósfera que genera nos parezca envenenada como Hiroshima luego de la explosión atómica, porque este libro es una pequeña, pero potente bomba atómica que no te dejará indiferente, querido y recordado lector: “Padre quiénes somos / no corre una gota de lluvia sobre el vientre / y por fin los vientos entraron en combate / podemos oler de lejos, se acerca la primavera”.
Hay que leer a Araceli Lacore, está abriendo vetas insospechadas.
Citemos algunos poemas:
La profecía
Me desnudaste frente a la mesa del comedor
y aplaudiste
en el aire, por supuesto,
el asedio de la primavera
alimentaste mi cuerpo
para dárselo al mundo
me diste nombre
esplendores
una tempestad tras otra
supiste, capciosa
de la profecía
tomaste el vestido
y envuelto en mi cuerpo
mostraste
tu sonrisa de hiena
hoy que los días vuelven como balas
dentro del cuerpo de un ciervo
preparo las ofrendas
para ubicarte en la tierra
y quebrar el destino
Compañero de habitación
Quieren ponerle un tubo y lo tajean
jadea como un cerdo
sostiene con firmeza la baranda de la cama
los ojos dan vueltas
como astros descontrolados
lo observo desde un rincón
y quiero que reviente
el sonido de la muerte
es igual al sexo
que acabe por dios
que acabe
Razones
¿Ves a lo lejos?
El lobo no aúlla
gime
las cenizas del ayer
corren por su lengua
el alerce
sus frutos amplios
la pira
quemó tu descendencia
el que todo lo ve
se fue de tu lado
tigre o cordero
¿Quién mató a tu padre?
Golpear o morir
A Jacobo Fijman y las locas del hogar
El pecho cardenal que arde
el fusil que carga en el fémur
tiene nombre de perro
LOS LOCOS TIENEN CLARAS MUCHAS COSAS
(el páramo donde se hunde tiene agua dulce)
bebe
LOS LOCOS NO ESCONDEN LA TRISTEZA
pintan pajaritos victorianos
de cabeza grande y poderosa
pintan pintan pintan
LOS LOCOS TIENEN CLARAS MUCHAS COSAS
el sol pasea el rayo por la oreja
y sigue hacia el contorno
de su propio corazón
se hunde entre la sangre
copula en las arterias
LOS LOCOS HACEN PAN EN LA TORMENTA
El tic tac del Little Boy
El niño busca en la tierra
un cuenco
donde humedecer los pies
perfuma el agua con malvones
bichos que encontró en las piedras,
mi padre observa desde un rincón oscuro;
el detalle de la sombra en la pared
arrastra los pies como si algo
lo tomara de las plantas
le prohibiera echar raíces
a veces cae hacia la tierra
las rodillas resisten
los moretones las cáscaras
desbordan de sangre y pus
está colérico
arroja las tazas de cerámica
detonan sobre el piso como Little Boys
los restos se esparcen
sobre floreros y sillones
Restos de las tazas
Restos de nosotros
mi padre no sabe quién es
en sus delirios me pide sexo
ve en mi a sus amantes
mujeres de cabello negro
empapadas en ginebra
está sediento
los labios
apenas pueden separarse
apenas respira
la tarde cae sobre el hospital
como soldados en la guerra
el sonido sibilante de la respiración
anuncia
el tic tac del Little Boyracel
