Los versos han quedado renqueando
como prueba de la sordera,
nadie nos oye
porque el materialismo
tiene el oído delicado
la intolerancia
la hegemonía
y la inconsecuencia
se hermanan y los versos femeninos
provocan indignación,
la injusticia
la indiferencia
duelen, por eso las poetas
gritan al mundo su indignación
la sublevación unánime,
le llaman escándalo
los imperialistas, conservadores, anarquistas
hipócritas, se tapan los oídos sin pensar,
incitando a la frialdad irreductible
ocasionando daños ingentes
si nuestros versos, fuesen desmentidos
nos sentiríamos más felices; si nuestra realidad fuese falacia,
nuestra experiencia no fuese devastadora, poniendo de manifiesto
la hipocresía con petulancia.