(Parlamento de un alma)
Yo ya me había muerto,
cuando mi color de piel dictaba mi condición
cuando no pude decidir por haber nacido mujer.
Yo me morí primero,
cuando te entregué todo a cambo de vergazos
y cuando la misma boca que me besaba
era la misma que me maldecía.
Antes yo ya había muerto,
las tantas veces que comía promesas.
De las que malgasté mi cuerpo para estar feliz,
elevado, con los ojos vidriosos.
Ya me había muerto yo.
Cuando se me murió mi hijo,
cuando esperaba mirando el ocaso
para que volviera quien para siempre se había ido.
Y cuando fui violada,
obligada a callar por el qué diría la gente.
Cuando me desahuciaron con cáncer.
Cuando para eliminar mis ideales
le metiste una bala a mi nuca.
Después de 71 vueltas al sol he muerto otras tantas veces,
no la carne, sino el alma.
Ahora espero morir entero,
alma y carne juntas, y sonriendo.
Ya no quiero seguir adelantando mi muerte.
Yo deseo por fin morir en paz.
Pero, antes de que suceda,
¿Cuántas veces más debo morir, de nuevo?
(Inédito)