Encierro

En el sueño pudo escoger la celda en que iba a ser encerrado.
Se decidió por esa porque ella le dijo que tenía la llave.
Todos los días escuchaba sus pasos, pero nunca llegó para abrir.
El día anterior a la ejecución

logró verla a través de los barrotes

con un manojo de llaves en la mano, más de cien.

Pero no abrió jamás puerta alguna.
Oyó los golpes.

El momento había llegado.
Despertó casi asfixiado y jadeando se dirigió a la puerta.
Estaba cerrada.

(libro Jugando con fuego 2017)