Moscas

Por breves momentos fui compañera de las moscas.

Y fue todo el mundo   un verde zumbido.

Y gigante, mosca, listada de azul y terciopelo

volaba siguiendo a la bandada.

Una espiral áurea nos llevaba a los cadáveres.

Y de entre todos, uno

                               -yo-

                                               llamó nuestra atención.

Estaba muerta mas no había los deleites de la pudrición.

O al menos el suave aroma dulce

que anuncia el festín de las bacterias.

(Algunos dicen que en su primera muerte Lázaro

embalsamaba tierra, piedra, cripta, con las rosas de su aroma).

Oh, bajé cual Belcebú cabalgando sus cohortes.

Los vellos de mis patas se aferraron a la piel fría, sublunar.

-Tierra yerma que espera por Koré, sin primavera-.

“Conócete a ti mismo” dijo el griego y yo,

me conocía.

Mientras yacía en el pellejo investigué mis cavidades.

Jugué al viento, jugué al eco.

Anima vaga y blanda ¿dónde andarás?

Y yo era el alma, que zumbaba, listada de verde, azul y terciopelo.

Adelanto de obra.

(El cuaderno de palabras de Ana K. 2020)