Ozymandias.
Lo dijo quien venía de una añosa tierra:
“Hay dos grandes, truncas y calcáreas piernas
que en el desierto afloran… A su lado, sobre las arenas,
a medias enterrado, yace un rostro hendido.
El ceño fruncido, -con mueca de frio dominio su labio arrugado-
muestra que el artista captó bien la pasión y el fuego,
que aún está grabado en la inerte piedra,
aún más que la mano que el cincel usara
y el corazón mismo que las encendió.
Y en su pedestal, se advierte esta frase:
“Mi nombre es Ozymandias. Rey de Reyes,
¡Contemplad mis obras hombres poderosos, y desesperad ¡
Nada queda hoy en ese desierto. Y rodeando
restos de grandiosa ruina, sin límite, desnuda,
rasante y solitaria se extiende la arena”.
Ozymandias.
I met a traveller from an antique land,
Who said— “Two vast and trunkless legs of stone
Stand in the desert… Near them, on the sand,
Half sunk a shattered visage lies, whose frown,
And wrinkled lip, and sneer of cold command,
Tell that its sculptor well those passions read
Which yet survive, stamped on these lifeless things,
The hand that mocked them, and the heart that fed;
And on the pedestal, these words appear:
My name is Ozymandias, King of Kings;
Look on my Works, ye Mighty, and despair!
Nothing beside remains. Round the decay
Of that colossal Wreck, boundless and bare
The lone and level sands stretch far away.”
(Traducción de Alexis Figueroa)