Todas las mañanas
siento el giro raudo de la
indiferente tierra
abismada bajo mis pequeños pies…
En las galerías, oscuras, secretas,
los huesos reposan.
Soy la rata gris.
Un punto pequeño, pequeño y oscuro
en las galerías.
Ordeno vuestras frases
que yacen con sus huesos.
Mujer, niño, hombre, niña, ¿Quién sabe?
¿Quién puede distinguir ahora un rostro
en la pelusa blanca?
La veo brillar en la oscuridad.
Es río que corre y cae dedo a dedo
mezclando cal y tierra.
(Cuando ya es la noche,
la ratita asciende desde el orbe opaco de las galerías.
Húmedas.
Y sentada en la tierra abierta al cielo
mira a las alturas.
En el alto cielo brilla la redonda luna,
su color semeja la mortaja en que yace Lázaro.
Para ella es un queso
-eso los han sabido siempre hijas, madres, hermanas-
y sueña darle una mascada.
Y envuelta en su capa de plumoso gris,
Alza sus patitas. Y luego las baja.
Y en silencio baja a su madriguera.
Acompaña a Lázaro, royendo los huesos de la Humanidad.
Devora las carnes.
El polvo amarillo por el que camino
es la ida historia).
Adelanto de obra.
(El cuaderno de palabras de Ana K. 2020)