Arriba, siguiendo la flecha, a la izquierda
de donde dice “escalera mecánica”
(blanco brillante sobre rojo), azul
cayendo desde la avenida, el cielo, sucio
el sonido del tránsito. Acá,
puertas que se abren cada tanto: entrar:
dar, cuando esa forma automática se detiene y
se abre, un paso, ser llevados
como los ríos hacia el mar,
como la materia del mundo en la sangre,
como los que hacen la historia hacia otra historia,
por un túnel siempre,
boca de lobo o noche oscura del alma.