Mátate de amores vacuos,
la vida igual vuelve tiritando,
como tirita a cada rato
este país de hilacha.
Acrimínate contra el espejo,
son tan pálidas las tardes de otoño
cuando caes como una hoja.
Punza el corazón
con esa daga de carne,
nada lo ablanda,
te raspas en el fondo,
como olla de pobre
y ya no queda ángel.
Lacera las intenciones de amar,
La muerte es indolente.
Arranca las venas,
cordones de latidos
que un día fueron vivos
y hoy son solo hilos atados.
En fin, abre un portal
y quédate en la mampara
mirando desnuda cómo se va el alba
y tú deshojada.