Camino por esta aldea de solos y digo:
no estaré muerto y este es el paraíso
y esta gente muerta igual que yo camina
y todo funciona, porque de algo tiene que vivir el paraíso.
Nadie arde en llamas y el paisaje con el mar, el bosque,
los pájaros cantando y dios nos regala un día de sol radiante.
Es el infierno digo cuando arrecia la tormenta
y los rayos calcinan a los animales y las personas
se vuelven llamas y las casas arden y el diablo sale
del mar con el viento y destruye el paraíso.
Mejor pienso que estoy vivo y que el infierno
y el paraíso lo creamos con nuestros miedos,
aunque parezca una perogrullada.