Mohamed Alí
ha muerto.
Sus puños son bellos
yéndose a la tierra
o al fuego,
materias que existen
en nosotros.
Yo lo vi pelear,
es más,
vi casi todas sus peleas
y puedo afirmar
que reunió
a la familia planetaria
sin abandonar
su derecho a la libertad
y a las ideas.
Qué es eso,
un boxeador con ideas,
y que se opone
a la guerra de Vietnam,
que se va dos años preso
y que no claudica.
La libertad es una sola en todo el mundo,
sólo que los mercaderes de la violencia
no entienden ese idioma…
Alí fue un poeta,
cambió el lenguaje de la tribu,
a los otros nadie los recordará.
Nosotros lloraremos a Alí
hasta el fin de la historia,
generación tras generación
daremos la pelea.
Los pobres de la tierra
por doquier contra el racismo.
Los muros que segregan
no deben existir.
Y aunque te quiten la corona mil veces,
todos sabemos que Alí,
es el único campeón.
Por ahora
nos preparamos para ver
ese combate con la muerte;
a ver como la haces de nuevo
querido negro,
volviendo al sueño
de donde llegaste.
Ahora sí tiene trabajo
Sra. Muerte,
es hora de recibir
un recto al mentón.
Ahora tiene un rival
peso pesado
que bailará
como mariposa
y picará
como avispa.
*« Alí, mátalo », en lingala, idioma de Zaire. Hace referencia a la antólogica pelea de boxeo en este país africano entre Muhammad Ali y George Foreman.