Hay un tiempo para
escribir la lluvia
encontrar cada particular azul en la palabra que respira
Hay un tiempo para
llorar en el sillón y acariciar mis partes rotas
bailar como un ave en el amanecer de las sombras
Hay un tiempo para:
los miedos
los hechizos
la furia
la torpeza
Hay un tiempo para
correr hacia el viento y transformar el aire
beberlo
Ser el viento
Hay un tiempo para
amar
besarse hasta el infinito
fundirse en otro cuerpo y desconocerse
Hay un tiempo para
la mirada
la trama
para ver los hilos invisibles que tejen el silencio
Hay un tiempo para
el fuego y el mar
la espera
Hay un tiempo para
aprender la música de los pasos
abrir el cuerpo de la historia
inventar el fuego
leer la noche
caer en el enigma del sueño
Hay un tiempo para:
perderse en las calles y descubrir otros caminos posibles
Hay un tiempo para:
Gritar de alegría y de tristeza o todo junto sin un orden
Hay un tiempo para:
no pensar en el tiempo
y que las horas formen parte de un paisaje paralelo
Y solo exista el latido,
Uno, dos,
Ese latido que crece, se expande más que las horas, más que el propio tiempo.