Que me desnudes
como árbol de otoño
para estar despojada
Sin el disfraz que envuelve el nombre
Que observes cada hoja caída
en los rincones de mi cuerpo
en la melodía del asombro
Que bebas la sal y la herida
el hilo invisible que recorre la trama
Que tomes el árbol y mis ojos, hasta la raíz
para trepar sobre mí
para romper el silencio en la última mañana del mundo
Y que en ese instante, una lágrima sea el borde
caleidoscopio de lluvia en el abrazo
Que me desnudes
en un faro de preguntas
sobre la tierra
en el incendio
en la caricia
en el océano del viento.