Según San Juan 8.32

Cuelgo en la viga cuando pienso 

el infierno no entra en el infierno

un golpe cae sobre mi cuello

Este pueblo está lleno de asesinos

que tratan de mutilar el cuerpo 

de los que vuelven el rostro.

Al otro lado existe el otro lado,

una fina cuerda marca las fronteras

de esta casa. 

Maldita casa que no he escogido

y de la que no puedo salir. 

El golpe cae una y otra vez

sobre mi cuello,

para mutar, mutilar…

dejarme libre.