Ni arcipreste encadenado

Ni arcipreste encadenado a ese otro catre inmemorial

ni sibilino errante entre los pobres desventurados de siempre.

.

 Este desabrido amor viene, más bien, de otra tristeza, 

 de otro hospicio, impuro, cuando el día arde, impaciente y errático,

 entre las sombras de paso y la tempestad onírica de tu cuerpo.