Cortesana

Tu silueta en la playa

Como Venus de Botticceli

Envuelta en la espuma

Del salobre mar sinfín

Cubierta tan sólo con la

Mirada de mis ojos soñadores

Y con la tormenta de mi nave

En la deriva de tu piel

Observando el horizonte

Con tus pupilas perdidas

Quizás recordando

Otras vidas

En aquel lejano país

Cerca de los pilares de Hércules

Y siempre 

Sucedía en el verano

Verano abrasador

Complaciente

En trío con el mar y la arena

Siempre buscaban envolverte

Recorrer tu talle, tus equinoccios

Besar tus labios

Con su acuoso velo

De infinitos años

De incontables naufragios

Tus historias narradas

En las noches de verano

Tenían misteriosos códigos

Relatabas en varios idiomas

Desconocido inconexos

Yo casi no escuchaba

Mi mente se perdía

En tus cabellos que danzaban

En la leve brisa 

Del mar inconquistable

De tus perfectas curvas

En tu dorada piel de sol

Suave y tersa como el durazno

En tus dedos delicados

Entrecruzándose con los míos

En eternos eclipses de pasión

Imposible interrumpir tus viajes

De oníricos lugares

Cortesana de tiempos remotos

Eras tu zagala nívea de olas

De tus paseos por el malecón

Cubierta con tu suave túnica 

Trasluciendo el majestuoso

Encantamiento de tus gracias

El insular talle perfecto

El insondable destello

De la ecuación perfecta

Sobre tus sandalias 

Vaporosas 

Danzabas a cada paso

Recorriendo el puerto interminable

Diciendo adioses

Dando bienvenidas

Buscando Capitanes

A quienes conceder tu gracia

Tus artes tu gnosis

Era la gloria del navegante

Surcar tus aguas

Escuchar tu canto de sirena

Encallar en tu puerto complaciente

Y morir en tu lecho 

Cien veces

Cien noches 

Cien goces

Tus historias de a poco

Me hechizaban

me sedaban

Envolviéndome suavemente 

En tus brazos húmedos

Libando del marino sudor

Que tu cuerpo exhalaba

Entre las estrellas la arena 

tus relatos y sueños

Completamos el ritual nocturno

Revolcándonos en sinuosas

Convergencias sincronizadas

Hasta sucumbir 

Extasiados de fragor

En el deseo anhelado

El cielo anaranjado explotaba

El nuevo día encendía

Y en las dunas saladas

El verano agonizante

Dos estelas sinuosas 

Mudo testigo del encuentro

De una Sirena nostálgica

y un Tritón amante.