Lola Kiepja y Angela Loij
No habitan
Ninguna tiranía de la lengua y palabra
Ellas
No naufragan en este navío
Por estas aguas en estos predios
Patagónicos, por el contrario tejen
Con sus ojos de agua
Los cristales de los Selk-nam
En sus manos,
Entre los dedos callosos
De las canoas,
Pieles de guanaco príncipe
De ballena embetunada reina
En los sexos de ellas
De ellos
Cuando llegó Pietro de Aliaco
Y desplegó ese inmenso mapa amurallado
De espinas, rosas, líquenes que dejaron
La cagada,
La misma zorra de abajo y de arriba
Lola no hizo más que cantar y fue fuego,
Ceniza, estruendo, las cornisas que caían de los edificios de letras
Pintadas,
El viento que sopla
La palabra
Encumbrada
Por su piel,
La piel de Lola
La piel de Angela
La piel de Pietro
La piel de Jemmy Button
La piel de Popper
La piel una y otra vez del guanaco,
El pelaje del Texas Ranger
El pelaje
Del mar de las tinieblas
Donde dragones
En silencio
No oyeron más
Su cantar de cantares
Pues
No corrió más la brisa,
Se extinguieron,
Decían los obituarios,
Mientras el frío
Calaba,
Calaba los huesos pintarrajados
De sangre,
Colgaron de la catedral de lanas de ovejas
Toneladas de vellones
Esculpidos con las
Uñas de Lola
Con las
Uñas de Angela,
Por el progreso
Por el santo Pietro de Aliaco,
Imago Mundis,
Y Texas Ranger
Con su arcabuz
De tinta negra
Sobre sus cuerpos blancos
Pintados
En el
Silencio del viento
Las palabras mudas quedaron
El mundo
Se
Les vino
Encima
No había nada que comer
Nada de cebo con que cubrirse
Sus sexos
Estaban desnudos,
Tejían
Por contener ese silencio,
La mustia
Batalla de dragones y monstruos
En ese mare tenebrarum.
Exstincta ubi sunt?
*poema publicado en la Antología de poesía chilena III.
Santiago, Chile: Editorial Catalonia, 2018.