Toto

Mientras mami cierra la puerta,

yo cierro los ojos.

Si tan solo supiera qué noche la noche se volverá más oscura.

Amo a mi papito,

soy su nena amada.

Amor arcoíris de día.

horas lóbregas de noche.

Nunca sé cuándo acechará.

El monstruo sale y mata.

Mi papito tiene un monstruo que camina en su piel.

Ese bicho me hace daño.

Mete su mano caliente entre mis piernas.

Me olisquea.

Siento vergüenza, porque algunas veces no puedo tapar los ojos de Toto.

Ve al monstruo en acción.

Toto me acompaña desde siempre,

es mi osito de peluche,

su lana huele a mí

sus pelos están prendidos por el almíbar de los dulces

y los chocolates desde que nací.

No quiero que me vea.

Esos ojos de botones me hacen llorar.

El monstruo encima de mí

los ojos de Toto,

al final,

la ventana es mi único escape.

Entonces me convierto en crayola,

otras tantas en cartulina,

algunas veces en plastilina,

pero siempre termino rota.

Cuando vuelve papito y me da el beso de las buenas noches,

abrazo a mi peluche Toto con la fuerza de mi vergüenza.

Le digo despacito:

No le cuentes a nadie

Saco de la baulera a Rosalinda,

mi muñeca con cabellos rosados y vestidito impecable.

Ella siempre será feliz

No conoce al monstruo.

En memoria de las invisibilizadas.

¿Qué es más duro que ser mujer?

– Ser niña