El gran saurio
estiró su cuello
hasta alcanzar
los más altos y verdes capullos
luego, indiferente
por su orificio más bajo
que, según él
llevaba el exacto nombre de culo
excretó los restos
para saciar
nuestra hambre literaria.
El gran saurio
estiró su cuello
hasta alcanzar
los más altos y verdes capullos
luego, indiferente
por su orificio más bajo
que, según él
llevaba el exacto nombre de culo
excretó los restos
para saciar
nuestra hambre literaria.
NUBE CÓNICA Revista de Poesía y Arte ISSN 2735-7627
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