Editorial Primavera 2022

La poesía

Este número de nuestra revista está dedicado de manera íntegra a artistas mujeres, no obstante estas páginas siempre han estado abiertas a ellas, hemos querido entregar un número completo sustentado por el imaginario y experiencia de lo femenino frente al fenómeno poético. Poesía escrita por mujeres ha existido desde la antigüedad, sin embargo y debido a los roles naturalizados por la sociedad a comienzos del siglo XX, muchas creadoras en vez de imaginar y nombrar nuevos mundos poéticos, han sido encasilladas al rol de musas pasivas  y no desplegar el misterio latente que cada mujer alberga en sí. Aquellas que han tomado la quemante antorcha de la poesía, lo han hecho no sin antes sufrir la reacción de una sociedad que no veía con buenos ojos esta especie de emancipación artística, ejemplos hay muchos, como el caso de Winétt de Rokha: …sólo los hombres podían votar y representar a su pueblo; las mujeres no tenían autoridad para hacerlo. En este sentido, Winétt debió negociar con las normas sociales, culturales y éticas que buscaban disciplinar a las mujeres a un lugar fijo y privado, alejado de la esfera pública en la cual se discutían los asuntos de la polis. Como una mujer poeta de a principios del siglo XX, ella estaba transgrediendo dichas normas.[1]

La transgresión de las normas implicaba de vuelta el no-reconocimiento como le ocurrió a Gabriela Mistral quien para poder desplegar su potencial poético, tempranamente debe emigrar al extranjero y así en tierras lejanas obtener el gran reconocimiento, el Nobel,  y muy posteriormente el reconocimiento nacional. Preocupada por la escasa participación de la mujer en la cultura, se pronuncia al respecto de manera clara: Las mujeres formamos un hemisferio humano. Toda ley, todo movimiento de libertad o de cultura, nos ha dejado por largo tiempo en la sombra. Siempre hemos llegado al festín del progreso, no como el invitado reacio que tarde en acudir, sino como el camarada vergonzante al que se le invita con atraso y al que luego se simula en el banquete por necio rubor. Más sabia en su inconsciencia, la naturaleza pone su luz sobre los dos flancos del planeta. Y es ley infecunda toda ley encaminada a transformar pueblos y que no toma en cuenta a las mujeres.[2]

Los tiempos han cambiado desde entonces y otros aires se respiran. Rescatamos estas líneas del prólogo de la Antología 100 Mujeres Poetas, publicado en 2019 por Nueve Editores: Esta respuesta representa que estamos activas en esta labor tan ardua y maravillosa que es la escritura poética. Las voces de estas poetas son cantos libertarios y empoderados que a través de la poesía encuentran la forma y el modo de expresar sus propuestas estéticas. Esta antología visibiliza la literatura escrita por mujeres y le da el lugar que merece en estos momentos tan álgidos de la historia en los que somos las protagonistas.[3]

En este número, Claudia Torres de Honduras, nos comparte un poema que resume lo que hemos querido expresar en estas líneas:

 

LA ABUELA

La abuela Mélida recorría su vereda sola,

con los recuerdos de un nombre.

Nueve hijos, dos tías, tres hijas de crianza

apelmazaron el polvo del camino.

 

La abuela silenciaba con un guiso su tristeza.

Cocinaba calderos para la glotona soledad.

Siempre con José,

entre vientre y ceja.

 

Giuseppe, el Ulises perdido,

que se apropió del barco

navegando mujeres.

Muerto a los cuarenta

sin que ninguna tejiera su espera.

 

No quiero seguir el camino de la abuela

con tu nombre en mis costillas.

Notas:

[1] Falabella, Soledad (2007), El pseudónimo como estrategia. Género, poder y legitimidad en Cantoral de Winétt de Rokha

[2] Quezada, Jaime (2016), Gabriela Mistral. Pensando a Chile. Una visión sobre nuestra identidad.

[3] Bustos, Carolina (2019), Cien poéticas vibrantes. Prólogo antología 100 Mujeres Poetas.