EL DESBORDE
524
post-template-default,single,single-post,postid-524,single-format-standard,bridge-core-2.0.1,vcwb,ajax_fade,page_not_loaded,,vertical_menu_enabled,qode-title-hidden,qode_grid_1300,side_area_uncovered_from_content,qode-content-sidebar-responsive,qode-theme-ver-19.0.1,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

EL DESBORDE

LO CIERTO,
es que fuimos
aventados al camino
en pleno Temporal.

Lluvias
como si todo el caos primigenio
se hubiese desatado
y todos buscasen guarecerse
de lo inguarecible.

Aguas que no cesaban de caer
nos recibieron.
Era como si el mismísimo
lagrimal de Dios no cesase
ni un segundo en su diluviar.

Veníamos de permanecer
los nueve meses abisales
en el vasto océano materno,
y nuestros hacedores
anduvieron, a la hora del vagido,
entre eufóricos, perdidos y desorientados
bajo tal universo al límite,
del anegamiento.

Nuestras madres
fueron las primeras en enamorarse
a primera vista de nosotros,
mientras, hacia los abismos nos hicimos,
con la fugacidad de aquellos niños raros
alumbrados con vejez prematura.

De aquí entonces que tenga
raíz imposible de arrancar
tanto extravío.

De aquí entonces, que
debamos apelar a diario
a la actitud de emocionarnos
ante todo el aullido de amor
que entreveamos, cuando
un destello imposible de cargar
se arraigue en nuestra fosa abrupta.

De aquí entonces que,
con la impaciencia del que
intensamente arde y revierte su mutilación,
estemos llamados a invertir horas valiosas en
desmadejar los enigmas
y permanecer asidos a los puentes
que nuestras islas unen.

De aquí entonces que, en las noches
plagadas de humedad e invierno,
nos miremos las culpas en el rostro
como tiene que ser.
Y nos alcemos,
transfigurados con todo el azote
de la herida en la piel
como tiene que ser.
Y nos desmoronemos ante
los pedazos de la edificación que
Un día fue…

Y nos quedemos idos y perplejos,
gélidos y humanos
ante las fisuras
en el alma,
Contemplando
El
Des
bor
de.

Poema del libro “Sumersiones”,
Ediciones Dessidia, 2003, Concepción, Chile.

Más del Autor

LO CIERTO, es que fuimos aventados al camino en pleno Temporal....

Nuestra casa, en la Villa Santa Marta de Talcahuano. Estaba sobre una porción de tierra negra y fértil, en la cual, resiste la morada sencilla de nuestra infancia,...

LA GELIDEZ nos condiciona. La Resistencia al frío que desborda el infecundo cuarto en el que asidos al brasero atizamos...

A SABIENDAS De encontrármela algún día frente a frente, he de permanecer en mi impasible viaje tras la búsqueda...

VEMOS pasar un cerebro adelantado a su memoria al igual que una pierna en su intento de adelantar su pie...