¿Llegarán lluvias suaves?
“Llegarán Lluvias Suaves” es el penúltimo cuento de Crónicas Marcianas, el alucinante y maravilloso libro de Ray Bradbury acerca de la conquista del planeta rojo. Fechado en un futuro agosto de 2026, pavorosamente cercano en estos días, su título está tomado del inquietante poema de Sara Teasdale (**) que aparece en una parte del cuento. La trama es original como todos los relatos del libro y nos remite a un futuro apocalíptico en el cual una casa inteligente, -como las que ahora ya existen-, pero que en la época en que fue escrito el cuento eran aún una utopía, sobrevive después de un desastre nuclear, hasta que la naturaleza, perseverante y salvaje, la hace sucumbir como todas las demás. Los cientos de pequeños robots y la inteligencia artificial que gobierna cada minuto de los detalles más ínfimos de la casa, no son capaces de sobrevivir frente una serie de sucesos concatenados a partir de la caída de una rama producto del viento.
La metáfora está ahí, nos inquieta y nos interroga. Somos tal vez aquella casa inteligente llena de artefactos y sistemas para hacer nuestra vida mejor y más llevadera y por otro lado la naturaleza, poniéndonos en jaque a nivel global a través de un virus que se ha multiplicado a velocidades nunca antes vista en la historia de la humanidad.
Frente a este escenario la ciencia ha actuado y creado la vacuna para enfrentar el virus, él por su parte muta, haciéndose cada vez más contagioso y con ello amenazando con copar y quebrar la infraestructura crítica de salud.
A partir de este escenario catastrófico han aparecido diversas teorías, unas disparatadas y otras razonables, sin embargo, lo que está en juego es finalmente nuestra relación con la naturaleza, con nuestra esencia.
El poema de Teasdale que la casa declama a una familia ausente, es un poema de auxilio, un clamor para que comprendamos que o mejoramos nuestra relación con lo natural o estamos definitivamente condenados a la extinción.
Sara y Ray, conjunción de autores como dos brillantes planetas hablándonos desde el pasado-futuro. La poesía tiende a ver más allá, vaticina y nos interroga desde las desgastadas certezas de un mundo que cambia a pasos agigantados.
Borges afirmó que Bradbury optó por un tono elegíaco en vez de uno épico para contarnos la futura conquista de Marte, enhorabuena que fue así. Por su parte Teasdale nos habla de los horrores de la Primera Guerra Mundial y de aquella otra pandemia de gripe que azotó al mundo en 1918. Su poesía ató los cabos sueltos de las miles de señales que circulan en el aire y que el poeta, la poeta, son capaces de asir y decir.
Aquí el poema de Sara Teasdale, inquietante y profundo, sí desaparecemos, -tal vez a la naturaleza-, le importe un bledo.
Llegarán lluvias suaves (1918)
Llegarán lluvias suaves y el olor de la tierra mojada
Y golondrinas dando vueltas con sus relucientes sonidos
Y ranas en estanques, cantando por las noches
Y ciruelos silvestres en una trémula blancura
Petirrojos vestirán su plumoso fuego
Silbando sus caprichos sobre el cercado
Y nadie sabrá de la guerra, a nadie
Le importará cuando por fin haya terminado
A nadie le importaría, a ningún pájaro o árbol,
Si la humanidad pereciera por completo
Y la Primavera misma, cuando despierte al amanecer,
A penas sabría que hemos desaparecido.
Traducción de Mayra Dávalos Pedraza
(*) Este año se cumplió el centenario del nacimiento de Ray Bradbury. Desde Nube Cónica homenajeamos al gran poeta de la Ciencia Ficción.
(**) Sara Teasdale fue una poeta norteamericana, 1884-1933. Obtiene el Premio de Poesía de la Universidad de Columbia (actualmente Premio Pulitzer de Poesía) en 1918 por la colección de poesías Love Songs (1917).