Y LAS VI LLORAR EN TEMUCO
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Y LAS VI LLORAR EN TEMUCO

“siempre ofrecen la otra mejilla
y es el Señor quien los hiere”
(Pedro Casariego, La voz de Mallick)

Ellas marcharon desde la capital
Tras un rompecabezas de tablas
Con una cruz de piedra
En la ingle
Arrastran a su familia en una postal
Ochenta y seis mujeres
A la hora del almuerzo en Temuco
Entre tanta lluvia desconocida
La casa propia con esa sonrisa de muerta
Esculpe el recorrido de una vida
Adjudicada por una UF
Que amontonaron exangües
En una libreta de ahorro

Inhóspito es el aire del señor dios allá en el sur. Año 1988
Las estrellas sin acostarse desencajadas
A las 6 de la mañana con la radio encendida zurciendo pan
Sin choquero

Ellos eran los hombres pájaro la muerte
Les coquetea y muestra su sexo entre los andamios
Picaflores rudos de corazón fragmentado izan piropos en volantines
A mano alzada levantan miles de puertas ajenas
Sin monedas para teñir de rojo sus deseos
Rebuscan entre los muros de una torre
De 100 pisos en un Santiago agrio
A su pierna
Resquebrajada por el frío
Dormitando entre quejidos de calamina

Ellas muertas de susto
Ochenta y seis mujeres a oscuras
No hay trabajo para sus hombres en Temuco cuentan
Solas a orillas del río Cautín
Como siempre escriben la página en blanco cientos de Marías
Sobras y pedazos de dientes que caen al vacío
Ellas blasfeman en la misa y escupen
Sus pecados al rostro de Cristo
Decreto en mano firmado
Diciendo adiós a la capital
Lloraron a la hora de las preguntas
De la radio Ñielol les dijimos
Y sus lágrimas quebraron el pentagrama
Por ese montón de tablas
Que hilvanan a tiritones
Sosteniendo en alto un arco iris roto
¡Imposible!, dijeron ellas… encontrar algo llamado esperanza
En sus narices una puerta sangra a borbotones
Ellas muertas de frío
Con las estrellas pegadas a la frente
Y Cristo
Riendo a carcajadas
De sus ilusiones
Mofa del paraíso
Y de los clavos oxidados

Las olvidadas erradicaciones en dictadura
Y en los gobiernos de la Concertación por las inmobiliarias

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