Un gato
juega en el arco iris del tejado:

bello y anónimo
en su dibujo contra el mundo
vigila la quietud de las sombras
la oscura humedad de sus silencios

y hay más de su felina arrogancia
en cada paso
algo de misterio no cansado
en cada gesto

su olfato es un una tibieza deslizada

sus ojos dos antorchas afiladas
buscando un solo fuego

cree todavía en el inventario de la luna
y hace de la noche un relámpago en acecho

ese gato tiene mi nombre y domicilio
tiene mi hambre y mi alimento

y como yo convierte los tejados
cuando llora
en tristes lápidas del cielo.

1989