FIGURA Y FONDO
53
post-template-default,single,single-post,postid-53,single-format-standard,bridge-core-2.0.1,vcwb,ajax_fade,page_not_loaded,,vertical_menu_enabled,qode-title-hidden,qode_grid_1300,side_area_uncovered_from_content,qode-content-sidebar-responsive,qode-theme-ver-19.0.1,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

FIGURA Y FONDO

Jesús Largo Hidalgo

En estos tiempos donde abunda la información, donde todo corre tan de prisa y se viraliza en un abrir y cerrar de ojos, es que nos preguntamos: ¿Por qué todo debe ser de esta manera? ¿Por qué no se respeta la maduración del fruto? O ¿Es acaso producto de la emancipación crítica que todo debe ser puesto en pantalla para ser aceptado por los pares sin importar la calidad de la propuesta?

Hoy en día enceguecidos, hemos aceptado un ritual que nos convence que todo aquel que toma un computador y escribe algunos garabatos es un escritor o que todo aquel que escribe en verso, es un poeta. Y de estos abundan y pululan en bares citadinos jactándose de artistas, mezclándose y comentando entre ellos sus propios libros autoeditados o en las nuevas, mal llamadas, editoriales independientes o lo hacen a través de las redes sociales que tienen un poder de convocar y de hacer creer realidades que a veces, son de dudosa reputación.  Así sucede con “La impresión digital, por ejemplo, permite producir libros minuto a minuto, aunque sin restricción crítica alguna” (De Loyola, Miguel, 2019) Además, existen algunas “editoriales no mercantiles” que publican y publican a autores sin importar la calidad de lo que publica y, de esta manera, trata de convencer a sus adeptos que es el público quien debe juzgar su trabajo, pues, es de esta manera que incentiva la creación popular de libros, puerta a puerta , mano a mano, pero que al momento de cobrar la venta de aquel libro, la suma no deja de ser importante, sin embargo, la calidad es desilusionante a tal punto, que los libros son comprados casi por solidaridad y en empujón anímico para el “escritor o escritora”, que más bien, debiese ser el propio editor quien le propusiera desarrollar más sus trabajos, madurarlos, estructurarlos de tal o cual manera para que tenga un cuerpo y pueda sostenerse solo frente a la crítica. En consecuencia, estos escritores no toleran crítica alguna, no están dispuestos a salir de su zona de confort, alejarse de su círculo les aterra y no les permite avanzar, pues las palmadas en los hombros son su mejor aliciente.

Por un lado, están las editoriales que publican sin revisar los trabajos de sus escritores, sin realizar ningún tipo de sugerencias, ni correcciones, como el caso de lo mencionado anteriormente y, por otro lado, las editoriales que dicen ser independientes y que su objetivo es publicar poesía, ensayos, novelas, etc…  de cualquier escritor que esté en condiciones de publicar, llámese esto a: tener calidad, tener un producto y por sobre todo ser un personaje que pulule en los medios oficiales: facebook, instagram, twiter. Entonces, nuevamente, predominan las relaciones sociales, el lobby, el círculo en el que se participa y la obra gana renombre más por su autor que por vida propia.

“La falta de debate honesto y generoso entre sus actores conduce a que cada grupo reunido en base a la amistad o la conveniencia, a un programa político o estético, se haga de un nicho sin riesgos” (Winter Enrique, 2019) y esto sucede porque prima el amiguismo crítico, el que nos está llenando de figuras mas no de obras poéticas. ¿Por qué aceptamos este tipo de cosas? ¿Acaso entre los escritores no existe un trabajo de por medio por el cual un escribiente se transforma en escritor? ¿Qué pasa con la crítica que ha renunciado a hacer un trabajo serio en redes sociales? Si bien, es cierto, existe crítica literaria donde lo que más hace es hablar del poeta  y su obra y no sobre la obra. Ahora bien, surge otra interrogante ¿Qué crítica es más efectiva al analizar una obra: “la crítica académica” o “la crítica no académica”? Pregunto esto, pues, “la crítica no académica” ha sido realizada,   por lo general, por profesionales del área de las letras. Y nuevamente entra en juego la subjetividad respecto a la creación, repetición, vanguardias, post verdades (tan en boga) y el personaje artístico.

Entonces, la pregunta es: ¿Qué es ser poeta en el siglo donde la tecnología digital avanza de una manera desproporcionada? ¿Qué rol debe cumplir el poeta de este siglo? ¿Sigue siendo necesario que el poeta se emborrache, se drogue y lleve su existencia a situaciones límites para validarse como tal? ¿Es necesario que el poeta de este siglo sienta que lo es solo por escribir en verso y que los likes sean la crítica más valorada? ¿Es necesario que el poeta salga de las instituciones acreditadas y se valide en la población, en la calle? O ¿el poeta se debe validar a través de su obra: el libro?

Por último, el Ser poeta debe tomar en cuenta lo que plantea Lihn “si se ha de escribir correctamente poesía en cualquier caso hay que tomarlo con calma. / Lo primero de todo: sentarse y madurar” (1989) y surge la pregunta, ¿el ser poeta conlleva una responsabilidad social? Y la respuesta creo que es sí. El ser poeta conjuga los tres saberes que se plantea en educación: saber, hacer y ser, lo que se traduce en múltiples variables de esto, por lo mismo, el ser poeta se convierte en un ente importante en la sociedad, pues, es un interlocutor que en mayor medida está mirando desde un prisma distinto la realidad, con una habilidad innata de cuestionarla, de verla, de sentirla y de palparla. El Ser poeta no solo lo ES al momento de escribir, sino que en todo su actuar, en cada momento de su vida, quiero decir, en toda su magnitud, pues, respira, ve, proyecta e inspira poesía. El Ser poeta no se conforma con solo escribir un poema, pues, “los poetas son faros universales/encendidos en la selva negra (Dávalos, Eugenio 2019) y llámese selva negra a esta sociedad de consumo, de violencia, de individualismo y de exitismo que nos viene planteando el actual sistema de vida, por lo que el Ser poeta, debe escribir y describir la nebulosa en la que se está viviendo, para tratar de abrir los sentidos adormilados por tanta tecnología, de tanto abuso ya sea por parte del estado, por parte de las empresas o de la sociedad que hemos y estamos viviendo y de tanto estar acomodado en una realidad que nos quieren hacer creer es única e irrevocable.

Lampa, 06 agosto de 2019

De Loyola, Miguel, La situación de la crítica literaria en Chile en
https://www.sech.cl/situacion-de-la-critica-literaria-en-chile/
2019​