Estoy enamorado de todas las mujeres
O de la mayoría que conozco o charlado
con algún interés.
Cierta vez habría escrito un texto sobre alguna en particular
No me crea

He sostenido conversaciones últimamente,
que me han sacado de este vuelo mío por las flores y el sexo,
con personas que profesan una religión algo más rígida.
Este Cristiano me ha dicho:
(No sabemos si era Cristiano, se llama a todos los mortales así en mi país,
es una tradición.)
“Esto no puede seguir así, señor”

Pero yo salgo de la mano con una morena,
nos tendemos sobre el césped húmedo y dulce,
le dejo que acaricie mis manos y que bese mi cuello, cerca crepitan las piedras de los muros de la facultad.

Los árboles aún tienen las hojas amarillas y caen sobre ella, enredándose en su pelo.
Se escuchan las risas de las muchachas que abandonan las salas de clase.

Mi mano se pierde a tientas algo apurada y torpe bajo su manta naranja y lila, sus pantalones verdes se retuercen y toco su sexo casualmente

me mira azorada, sus pequeñas orejas de duende están enrojecidas
y sus ojos brillan y me besa,
su cuerpo huele como a una granja hippie, donde mi primo mayor hacía pan con miel por las    mañanas, en los 70’

Las amo a todas, le contesto a mi contradictora,
No se equivoque
Esto de la morena pudo ser rubia perfectamente
No se piense que llegué a este lugar enarbolando
banderas de algún imperio pre colombino
los telares mapuches o
Aquí viene Angelita Huenuman, dulce personaje de una canción de Víctor Jara
Cantor popular asesinado por la dictadura chilena.
No entiendo del todo por qué lo ha traído Ud. a colación
Sin embargo, recuerdo muchas cosas que me hablan de él
Que amó profundamente, entre otras muchas supongo,
a Joan Jara rubia y bella bailarina Europea (ahora veo por qué ud. lo menciona)
Ella no sabía ni remotamente lo que era nuestra danza folclórica local

Bailaba en teatros franceses, la compañera
No busque en mí entonces una conducta ligera y anti revolucionaria,

Estoy dispuesto a combatir Nicaragua,
Si el comandante Ortega, o los hermanos Castro o Cardenal me lo pidieran.
Sí, pero entienda Ud. que es un accidente que no haya ya revoluciones en Centro América.
Además Cardenal, se entiende, no refiere a un obispo, sino a un poeta, Poeta Cura
pero con serios problemas con la Iglesia
Reconozco, eso sí, que no he cargado jamás un fusil
Llevo en el hombro una máquina de escribir, de peso similar al de una metralleta
Paseándome nervioso por el Centro capitalino neurótico
Mirando fijamente a los soldados que ocupan la ciudad
Y pese a todo, me asiste la certeza que no está en su ánimo detenerme
Tienen sus propias dudas sus traiciones pequeñas, abandonaron a sus madres en una casa de la zona sur y ya no le dirigen la palabra
Como yo, son la mitad de algo que no termina

No tienen idea de lo que trata la Historia de Chile, no saben que es un asunto importante,
Escrito en varios libros

No saben que es algo escrito

Piensan, en su intimidad, que tal vez puedan arreglar algo conversando,
Fumando un cigarrillo en la guardia por la noche,
Como obreros alemanes
planeando el futuro de la revolución

Pero Marx ya lo dejó bastante claro
Los obreros se reunían para hacer propaganda, planificar y sentar las bases
No para estupideces como los niños, las novias o la cerveza
Eran bastante perfectos
¿No ha visto Ud. las estatuas?
¿No ha ido al parque O’Higgins a ver los desfiles?
¿Ha escuchado al Presidente del Senado?

No piense Ud contradecir algunas cosas, déjelas como están
Váyase para su casa
Déjenos a los poetas que nos dediquemos a jugar con las palabras
Las que Ud requiere ya están escritas
Permítanos vivir en este llano paralelo.
Decirlas aunque no signifiquen lo que debieran,
No se meta,
Por ejemplo, no sé si se percató, ya he dicho varias veces sexo,
pero cada vez de una manera distinta
primero, como el amante inevitable, el que no puedes detener
tú muchacha que intentas no mirarlo, buscas no buscar sus ojos
no escuchar esas dos palabras que te queman
no permitir
que tu cuerpo se vaya con él , llorando de alegría
no busques pero tampoco huyas de mi

porque no puedes ni tampoco debes
te arriesgas a caminar por el parque forestal
sin mi recuerdo temblando en los oídos
sin tus manos temblando y sudando en mis manos
como si fueras una niña de 15 años
¿sabes que serás siempre mi niña, no es así?
¿o te has olvidado de mí?

Olvidaste al poeta inútil
es un recuerdo bello, por cierto
Pero la vida es la vida
Cuando estás en la fila para pagar tus cuentas ¿me recuerdas?
Sonríes un poco con la parte derecha de tu rostro
Está bien está bien
No llores
Sé que quieres volver por mí, dejarlo todo
pero te quedas detenida allí en el semáforo
debes ir a buscar a los niños al colegio
Presientes que algo has quemado dentro tuyo
algo que intentas leer nuevamente en la ceniza
Pero que se ha ido
Conmigo
Y es muy difícil que vuelvas a verlo

Sé que está Ud. inquieta
Siente que le estoy mintiendo
Como piensa que les he mentido a todas
Por eso no dejo las cosas por escrito
Por eso no escribo poesía
Es más bien la conversación donde yo habito
¿Para qué escribir? ¿Me ve cara de abogado? ¿Cree Ud. que me importa la Historia?
No
Es más bien la levedad de una pena extraviada
Una mujer sin nadie en la barra de un Bar

Es un mismo poema
dicho cada vez de otra manera.
No significa que nos engañemos
Es simplemente que esta charla es lo único cierto
Es un Aleph beba Ud. de esta cucharada de la vida entera
No tema
Deje su empleo dedíquese a escucharme
La invito
un trago sobre la hierba

Puede Ud. besarme
Quédese esta noche aquí
Conmigo

De “Conversaciones con el Príncipe de Macul”, 2012