19 Nov HABLANDO CON MIS GUSANOS
Anoche hablé con los Gusanos
que se comerán mis ojos, mi lengua y mis orejas
un día de estos a lo mejor no tan lejano.
Por ahora mastican Amapolas y raíces de Guanábana
matando el tiempo hasta la caída de mi cuerpo
acurrucado en su casa de Pino.
Ellos dicen que no me dolerá:
un leve cosquilleo en las uñas de mis pies
y alguno que otro escalofrío en las tripas
será el aviso de su minuciosa faena.
Me han prometido fundirme con la tierra,
deslizarme sobre los colores de las mariposas
y lloverme en rapadura dorada
sobre el techo del cuarto de mis libros.
Pasarán ardorosos sus bocas
hasta desprender la pulpa de mis manos,
huesos grises y blancos serán la fortuna
que dejaré entre las tablas.
En el cerebro derramado sobre el lienzo
de un poema perdurable
irán descifrando letra a letra
hasta llegar a los árboles, piedras y flores.
Me han dicho que regresaré
en la musical corteza de un ronco Espavel,
o en la encolochada siesta de los Chilamates.
El sueño con mis Gusanos
es lo más prudente que he podido escribir
sobre la vida.
De Coyol quebrado (2012)
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