EL CAZADOR DE ESTRELLAS
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EL CAZADOR DE ESTRELLAS

Para mi tío Hugo

I

De niña conocí a un hombre

que se despertaba al anochecer

y olfateaba huellas en la tierra.

Con su ojo derribó muchas veces

la velocidad de los animales.

Casi siempre se levantaba antes que el sol

y de sus manos brotaban las semillas

de donde germinaban el Maíz y los Ayotes.

Así de maravillosa era su vida.

De repente atrasó su rutina y se durmió.

No parecía cansado, una sonrisa apuntaba sus pasos,

Y el tiempo se fue pasando entre recuerdos y llantos

pero él seguía con su sonrisa intacta. .

Ya no quiso olfatear la tierra ni hacer brotar semillas.

II

Hace poco, me desperté con él en un barco

que atravesaba mares en calma

como la superficie de los espejos.

Me mostró su cacería, era una estrella.

Me dijo que era mía pero que él me la cuidaba.

Recordé las mismas palabras que en mi infancia

él me susurró la tarde que puso en mis brazos

a un venadito como regalo:

Es tuyo -me dijo entonces- con la condición que no te lo llevés a tu casa

ni digás que es tuyo para que los otros no se enojen, yo te lo voy a cuidar”.

Tiempo después me di cuenta que en medio de una tortilla

estaba la parte que me correspondía de aquel regalo.

Al despertarme del paseo en su barco

me he visto a mí misma tendida en la cama

con una sonrisa en mi cara

indicando que sigo viva.

Pero ya no escribiré poemas ni pintaré lienzos

Me iré con él a cazar estrellas.

De Las manos que matan (2016)

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