19 Nov EL CAZADOR DE ESTRELLAS
Para mi tío Hugo
I
De niña conocí a un hombre
que se despertaba al anochecer
y olfateaba huellas en la tierra.
Con su ojo derribó muchas veces
la velocidad de los animales.
Casi siempre se levantaba antes que el sol
y de sus manos brotaban las semillas
de donde germinaban el Maíz y los Ayotes.
Así de maravillosa era su vida.
De repente atrasó su rutina y se durmió.
No parecía cansado, una sonrisa apuntaba sus pasos,
Y el tiempo se fue pasando entre recuerdos y llantos
pero él seguía con su sonrisa intacta. .
Ya no quiso olfatear la tierra ni hacer brotar semillas.
II
Hace poco, me desperté con él en un barco
que atravesaba mares en calma
como la superficie de los espejos.
Me mostró su cacería, era una estrella.
Me dijo que era mía pero que él me la cuidaba.
Recordé las mismas palabras que en mi infancia
él me susurró la tarde que puso en mis brazos
a un venadito como regalo:
“Es tuyo -me dijo entonces- con la condición que no te lo llevés a tu casa
ni digás que es tuyo para que los otros no se enojen, yo te lo voy a cuidar”.
Tiempo después me di cuenta que en medio de una tortilla
estaba la parte que me correspondía de aquel regalo.
Al despertarme del paseo en su barco
me he visto a mí misma tendida en la cama
con una sonrisa en mi cara
indicando que sigo viva.
Pero ya no escribiré poemas ni pintaré lienzos
Me iré con él a cazar estrellas.
De Las manos que matan (2016)
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