20 Nov LA CONQUISTADA
Para conquistarla
me interesé en la música clásica,
como a ella le gustaba, ciertamente.
Escuché y busqué
fui a conciertos y aprendí sus secretos,
supe del renacimiento y del barroco.
Viajé en sus formas y métricas
comprendí sus secciones y movimientos,
percibí la emoción de lo sublime.
No sabía yo, no podía saber que no era exactamente a ella
a quien le gustaba esa música
sino a su novio.
Hacíamos el amor con la Misa en si menor
nos elevábamos con el Réquiem
despertábamos con la Quinta sinfonía
y reposábamos con los conciertos para piano.
Ella fue solo una nube pasajera
una nota más de la fuga
solo una sinapsis intercelular.
La música permaneció en mí
con su color imperecedero
y su infinito manto misterioso.
En este universo
donde todos somos uno,
nadie sabe para quién trabaja.
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