Descosida, desgarrada de hacer gestos
para la premura que debió nacer, cuando la boca tenía ese freno
Alguna vez, creí y las mentiras me robaron la sonrisa
cargo el filo de mi lengua
soy la que le sobran razones de muelas de juicio
apreté mis dientes y los hice rechinar en rebeldía
no tengo misterio en las mandíbulas,
estas sobresalen en descontento, amargura y desarraigo.
Marco las manos con mi boca,
razones me sobran para ir guardando las cuentas
como el ave maría que rezaban las abuelas
o aquellas letanías que muchas veces dije en silencio
el agua baja al vaso
con su primera sed incomprensible
anudo el agua lejos de las miradas y me resigno
en ese extremo a vivir con mis mordaza